El pregón de las Glorias de Juan Manuel Labrador será recordado por su intensidad y cercanía al fundamental mundo de las hermandades que desde ya comienzan a vivir su tiempo como protagonistas. Con la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, en el altar del jubileo, Labrador realizó un itinerario letífico por Sevilla navegando por todas las advocacines de gloria que vertebran la ciudad, marcando el inicio y fin de su texto en la Pastora de Triana, su gran devoción.
El pregón estuvo presidido en cuanto a autoridades por el Vicario General de la Archidiócesis, Teodoro León, el delegado de hermandades Marcelino Manzano, el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, Joaquín Sainz de la Maza y el delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera.
El acto contó con el estreno de la marcha ‘Divina Pastora de Triana’, compuesta por Manuel Román Hidalgo, donde también se interpretó ‘Glorias de Sevilla’ de Manuel Marvizón Carvallo, a cargo de la banda Municipal. Una banda que aportó sus toques musicales a algunas partes del pregón como la dedicada a la Virgen de los Reyes.
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Desde Triana a Sevilla para volver a Triana:
«Donde comienza mi gloria», con este texto introductorio arrancó Labrador su caminar por la ciudad a través de unos versos a modo de romance dedicados a Pastora de Triana, para posteriormente cruzar el arco del Postigo e introducirse en el casco histórico con la Pura y Limpia: «Y en la suave amanecida / de la luz recién nacida,/ sentiremos el abrigo / de esa Virgen concebida /Pura y Limpia en su Postigo».
El particular itinerario continuó «Más allá de las Murallas», por los barrios a extramuros que también conserva esa devoción letífica que caracteriza a sus entornos, todo con unos textos que mezclaban la prosa con el verso mientras Labrador saltaba de un lugar a otro de la ciudad.
De los barrios, alcanzó la Macarena donde «se yergue la torre de San Gil», con las vírgenes del Carmen y Rosario, para continuar por la puerta de Córdoba, San Julián y San Marcos o la antigua calle «Anchalaferia» con la Reina de Todos los Santos y la alameda con el Carmen de Calatrava. Continuando su paseo, el pregonero llega a San Román y Santa Catalina, para continuar por San Pedro y las devociones más clásicas de las Glorias.
Especial y emotivo fue el momento dedicado a la patrona, la Virgen de los Reyes. Versos acompañados de música mientras era relatada la novena que cada agosto llena las naves de la Catedral. Un especial recuerdo a las vírgenes de la Antigua de la Catedral y el Salvador para acabar con la Virgen del Rocío.
Las vírgenes de la Salud de San Isidoro y la Esperanza Divina Enfermera también recibieron un tramo especial del pregón. A San Lorenzo regresó con la pastora de San Antonio, mientras dejaba atrás a la Virgen del Rosario de San Vicente.
«Junto a la Puerta Real», llega la devoción la virgen de las Mercedes y el Rosario de los Humeros, para volver al centro y entrar en el Santo Ángel y la Magdalena.
El tramo final estuvo cargado de emotividad. Triana el barrio y entorno del pregonero, donde «Comienza a caer el sol por el Aljarafe cuando nos encaminamos a aquel lugar que aporta al resto de la ciudad algunas señas de identidad como el flamenco y la alfarería». Desde Carmen, pasando por el Rosario del Barrio León, María Auxiliadora, el Rocío, Madre de Dios del Rosario y su especial recuerdo a Jesús Basterra, para acabar con «La gloria de mi vida», la Pastora de Triana.
«Llegará otra vez septiembre,
y las calles y las plazas
de nuestro viejo arrabal
irán siendo engalanadas
para anunciar que Tú sales
en la tarde soleada
de ese sábado tercero
de un mes por antonomasia
al celebrarse en la Iglesia
esa fiesta mariana
de tu pulcro nacimiento,
y dejando atrás tu casa
tan sólo por unas horas,
en sus puertas y ventanas
te esperarán tus vecinos
a los sones de esas marchas
que lleva en su repertorio
esa respetable banda
cuya música se mezcla
con aquellas sevillanas
que brotan en los balcones
entre voces y guitarras,
rematando todo ello
las grandiosas petaladas
que caerán sobre tu paso,
y con su fervor te ensalza
esa gente que te siente
y que por siempre proclama
el reinado de tu amor
cuando por delante pasas
de ese pueblo al que emocionas
y que sólo a Ti te canta
como Gloria de sus vidas,
¡mi Pastora de Triana!»
y las calles y las plazas
de nuestro viejo arrabal
irán siendo engalanadas
para anunciar que Tú sales
en la tarde soleada
de ese sábado tercero
de un mes por antonomasia
al celebrarse en la Iglesia
esa fiesta mariana
de tu pulcro nacimiento,
y dejando atrás tu casa
tan sólo por unas horas,
en sus puertas y ventanas
te esperarán tus vecinos
a los sones de esas marchas
que lleva en su repertorio
esa respetable banda
cuya música se mezcla
con aquellas sevillanas
que brotan en los balcones
entre voces y guitarras,
rematando todo ello
las grandiosas petaladas
que caerán sobre tu paso,
y con su fervor te ensalza
esa gente que te siente
y que por siempre proclama
el reinado de tu amor
cuando por delante pasas
de ese pueblo al que emocionas
y que sólo a Ti te canta
como Gloria de sus vidas,
¡mi Pastora de Triana!»
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